14 abr 2014

Y los niños ¿para cuándo?

Van corriendo los años y vas pasando por diferentes etapas en tu vida, no voy a entrar en tema laboral, solo hablo de la vida familiar. Nosotros nos fuimos a vivir juntos y todos los conocidos y no tan conocidos ¿y no os vais a casar? ¿y la boda para cuándo?  Un par de añitos después nos casamos. Desde ese mismo momento todo el mundo nos hacia la misma pregunta ¿los niños para cuándo? Y nosotros poníamos  cara de ¿otra vez con la misma preguntita? y respondíamos que bufff, que para dentro de unos añitos, que queríamos disfrutar de nuestra casa, aprovechar para viajar…  La gente es muy metete y muy pesadita, harás las cosas cuando quieras y te apetezca.



Yo reconozco que nunca he sido muy niñera, no soy de esas chicas que ve a un bebé y va corriendo a hacerle boberías, ¡qué va!, me siento ridícula y no se ni qué decirles. Además me daba miedo cogerlos cuando son muy pequeñitos, me parecía que se iban a romper o que les iba a hacer daño, así que mejor esperaba a que fueran un poco mas mayorcitos por si acaso. Amigas y compañeras de trabajo me contaban que aunque no seas nada niñera cuando tienes tus propios hijos te apasionan TUS NIÑOS, y les haces mil ñoñadas, ¡qué razón tenían! La cosa es que a pesar de todo, desde siempre he tenido claro que quería tener hijos, y mi marido también, que le encantan los críos. A esto hay que añadirle que tenemos 6 sobrinos y otro que como si lo fuera, que no siempre lo más importante es la sangre, sino el cariño y la continuidad.

Así que nos plantamos en la treintena y comenzamos a plantearnos aumentar la familia, pero lo comentábamos así, de pasada, nunca lo terminábamos de hablar en serio. Y es que te ponías a pensarlo y ¡¡eran tantas responsabilidades que daba un poco de miedito!! No solo hay que tener en cuenta el niño en si, sino todo lo que ello conlleva: gastos, conciliar vida laboral con familiar, responsabilidades… y saber que vas a tener a una pequeña cosita que va a depender totalmente de ti.

He llegado a la conclusión de que nunca es el momento 100% perfecto: Siempre se espera a tener un trabajo estable o más estable, a que las condiciones económicas mejoren, a cumplir una cierta edad… o a cualquier otra cosa que se nos ocurra, así que en algún momento había que lanzarse a la piscina.

Lo que tenía clarísimo es que no quería que nos estresáramos ni nos obsesionáramos con el tema (aunque ya se que a veces es imposible, y que una cosa es decirlo y otra muy diferente poder hacerlo), así que con mucha tranquilidad y sin ninguna prisa fuimos pidiendo cita a la cigüeña.

Aquí empezaba una nueva etapa en nuestra vida, llena de altibajos, sorpresas, alegrías, preocupaciones…  que os iré contando poco a poco.


¡¡¡Hasta pronto!!!

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