Llegó el día en que salía
de cuentas y ni chiquitina parecía que no tenía intención de salir, yo la
entiendo, con lo bien y calentita que se debía estar ahí dentro y con el frío
que hacía fuera (pleno invierno). Yo tampoco tenía ninguna prisa, sabía que el
parto ya estaba cerca y que en cualquier
momento teníamos que echar a correr, así que ya teníamos la canastilla para
el hospital preparada (cómo no!!!), la minicuna montada, su ropita limpita y
guardada… aissss, qué de recuerdos me están viniendo ahora mismo a la cabeza…
Dos días después cuando iba a comer a casa de mi madre, me
costó muchísimo llegar (vivimos a 5 minutos andando) porque me empezó un dolor
fuertísimo en los riñones, entonces recordé que en alguna ocasión había oído
hablar del “parto de riñones”, y
pensé ¿será esto?
Cuando por fin llegué, me tumbé en el sofá, me puse una
almohadilla de semillas calentita en los riñones y parecía que se me suavizó el
dolor, pero mi madre y mi hermana estaban muy preocupadas por lo que decidimos
ir a urgencias para ver si eso era normal y todo iba bien.
En urgencias me
dijeron que ya estaba unos cm dilatada y con el cuello del útero borrado, pero
que hasta que no tuviera contracciones
no se desencadenaba el parto, así que nos volvimos para a esperar. A raíz
de esos dolores empecé con la ciática, y no se me quito hasta casi un mes
después del parto.
Ese mismo día por la noche, estábamos mi marido y yo
tumbados en el sofá viendo la televisión cuando rompí aguas, y sin ningún tipo de prisa llamamos por teléfono a
nuestras madres y a mi hermana (que querían venir con nosotros al hospital),
nos vestimos, cogimos todos los bártulos…y nos pusimos a sacarnos fotos antes
de salir por la puerta!!! Jajaja, yo no tenía ningún tipo de dolor, y todos
estaban mucho mas nerviosos que yo.
Al llegar al hospital ya tenía contracciones muy fuertes y seguidas, y rápidamente me metieron
para adentro y me pusieron la epidural
(¡¡qué gran invento!!). No os voy a contar mi parto, que a todas las madres
parece que les encanta contar las horas que les costó parir, y cómo fue con
todo lujo de detalles, sólo deciros que fue bastante rápido y todo muy bien, y lo mejor de todo, que en unas
horas tenía a mi pequeña conmigo.
¿¿Qué decir del momento en que me la pusieron en los brazos?? Fue el momento mas feliz de toda mi
vida. Lo recuerdo ahora y todavía me emociono ¿¿Cómo podía querer taaaaanto a
esa personita que acababa de nacer?? Un montón de emociones y sentimientos te embargan, y aunque estás cansadísima
solo puedes mirarla, tocarla y pensar es mi hija, soy madre.
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