23 abr 2015

Historias de una izeko novata

¡Buenos días amatxus!

Hoy hemos preparado un post algo especial y diferente. Esta vez no es La Amatxu Novata quien va a contaros sus experiencias, esta vez voy a ser yo, la Izeko Novata. Y es que me parecía buena idea compartir cómo ser tía me cambió totalmente y cómo he pasado de no querer saber nada de niños a no poder separarme de mi sobrina. ¡Comenzamos!



Debo deciros que yo no tengo instinto maternal (¿o debo decir que no tenía?) y nunca me han gustado los niños. Sí, podéis abuchearme ¡ahora es el momento! pero es que así era; no me gustaba cogerles en brazos, ni hacer arrumacos o monerías, me parecía un poco tonta toda esa historia. Tanto era ello que cuando mi hermana se casó y todos conocíamos el siguiente paso, yo decía abiertamente que no quería que ella se quedara embarazada. A ver, me explico que esto suena un poco "raro". Mi hermana y yo aunque nos llevemos bastantes años, siempre hemos tenido una relación muy, muy estrecha: yo he salido con ella y con sus amigos desde siempre, ella con los míos, nos íbamos de juerga, de compras, de viaje ¡de todo! siempre estaba ahí para mí y pensaba que un bebé cambiaría totalmente nuestras vidas y nuestra "relación". Sí, era totalmente egoísta pero...es que ¡estaba genial tal y como estaba!

Cuando llegó el momento y finalmente me contó que estaba en cinta me alegré un montón. Sí, de verdad. Era un paso que mi "cuñao" y ella querían tomar y a mí me hizo muy feliz que lo consiguieran. Desde el principio estuve muy ilusionada y al ir viendo como la tripilla de mi hermana iba creciendo me empezaba a dar cuenta de que en unos meses iba a ser tía ¡yo, que huía de los bebés! En el último trimestre del embarazo, cuando ya se notaba bien hinchada la tripa, supe que ya quería a alguien que ni siquiera había visto. Cada vez que estaba con mi hermana le acariciaba la tripilla y le cantaba una canción a la niña, siempre la misma, para que supiera que era yo, su izeko, la que se lo cantaba.



El día que nació y la vi por primera vez, mi reacción fue llorar. Estaba tan emocionada que no podía ni articular palabra. Allí estaba, esa personita que llevábamos tanto tiempo esperando y que era tan perfecta y preciosa. En ese momento supe que me había robado el corazón. Suena a tópico, lo sé, pero es que realmente fue así.
Después de eso solo hubo momentazos: la primera vez que agarró mi dedo con su manita, la forma en la que se me quedaba mirando fijamente o cómo se quedaba dormida apoyada en mi pecho. Vamos a ver ¿cómo no la iba a querer?

Yo he estado viviendo varios años fuera y siempre había creído que me iría otra vez si tuviera la ocasión. Tengo que confesar que ahora ya no quiero. Me cuesta mucho pensar en perderme momentos de la niña o que no tenga esa relación tan estrecha conmigo como la que quiero que tenga siempre.

Como aún no sabe decir "izeko" me llama "coco" (siempre digo que así nunca tendrá miedo de que venga el coco), jugamos juntas a cocinitas o a bailamos en mitad de la calle (eso es otro punto, he perdido la vergüenza totalmente). El tema de cambiar las cacas aún es algo escabroso para mí, la primera vez que lo hice me puse una pinza en la nariz ¡de verdad! jajaja Es una asignatura pendiente que espero superar en algún momento. Hago cosas que nunca pensé que haría. Como tener un instinto tan protector con ella; un día estábamos tomando algo y mi sobri se acercó a unos niños más mayores, uno de ellos se levantó, la empujó y la tiró al suelo. Justo en ese momento me dí cuenta de que haría cualquier cosa para evitar que le hicieran daño.

Simplemente me encanta ser izeko novata y me encantará serlo de nuevo si vienen más sobris. Intento pasar con ella el máximo tiempo posible y ha cambiado totalmente mi visión de los niños, ¿habrá despertado mi instinto maternal? jejeje

¿Cómo lo han llevado vuestras hermanas o hermanos?




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