Este vídeo está revolucionando últimamente la blogesfera, y no he podido evitar hablar sobre él. Se trata de un "videoclip" realizado por la 15ª promoción de matronas de Madrid, satirizando su profesión y con grandes dosis de humor tanto en la letra como en la representación, con la música de "me sube la bilirrubina" de Juan Luis Guerra y titulado "niña, sube la oxitocina".
Niña, sube la oxitocina
Hasta aquí todo bien, el problema viene cuando hay madres, matronas y profesionales de la salud que se sienten ofendidos al verlo, y aquí es donde surge la polémica. Analicemos los puntos que critican:
- "Venga a epidurales todo el día" La epidural es una opción, no una obligación, tendemos a instrumentalizar todo el proceso del parto olvidándonos del parto natural.
- "Haz esa puérpera enseguida" Además de despersonalizar a la futura amatxu nombrándola sólo por su diagnóstico, critican que en vez de dejar transcurrir el parto con naturalidad, hacen las cosas con prisas.
- "Niña sube la oxitocina" Volvemos a querer acelerar el parto. Además se están realizando estudios en los que se podría demostrar que la oxitocina aumenta los casos de autismo, y es la frase que da nombre al vídeo.
- "Échale el guante a esa dila" Refiriéndose así a decir que la realicen un tacto vaginal para ir comprobando la dilatación.
- "El padre mira y se emociona, y luego el pobre se desploma" Ridiculizando el papel del padre o del acompañante.
En general y resumiendo, que son una vergüenza para su profesión, que no se la toman en serio, y que no tratan a los pacientes como personas, con lo importante que es la figura de la matrona en un parto (y durante todo el embarazo)
En mi opinión, las cosas se están sacando de quicio y por cualquier nimiedad se vuelven demasiado tiquismiquis. Sí que tienen razón en todas las críticas que le hacen, pero ¿hay que verlo así? ¿no se puede ver el vídeo como lo que es, un vídeo de humor grabado por unos residentes contentos por graduarse? Tenemos que mejorar nuestra capacidad de reírnos de nosotros mismos, y no ser tan radicales, que nos encanta llevar al patíbulo a la gente a la mínima de cambio, y el tiempo de la inquisición ya pasó hace mucho.
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